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viernes, 7 de agosto de 2009

PRIMER ANIVERSARIO DEL BLOG: LA VIDA DE CRISTIANO RONALDO.

Un año. Ese es el tiempo de vida que esta ventana al mundo del deporte lleva consigo. Fue una calurosa tarde de verano del 7 de Agosto del pasado año 2008 cuando tuvo lugar esta iniciativa por y para el mundo del deporte. La elección del nombre fue sencilla. Mi admiración por el juego de Cristiano Ronaldo hizo el resto. Con motivo de este aniversario y de su fichaje por el Real Madrid retocamos ligeramente la dirección de entrada al blog por motivos obvios, pasando a ser cr9thebestplayer.blogspot.com en lugar de la antigua cr7thebestplayer.blogspot.com, además de presentar un pequeño y novedoso lavado de cara del mismo en cuanto a diseño se refiere, un tanto vanguardista…



Y como no, que mejor forma de celebrarlo, en este día tan especial como hoy en que se cumplen exactamente 365 días del nacimiento de este blog, que presentando la recopilación completa del serial escrito Julio Maldonado, el gran Maldini (especialista de fútbol internacional del Grupo Prisa), para el Diario AS. A lo largo de cuatro capítulos hace una recopilación completa de la impresionante vida de Cristiano Ronaldo desde sus inicios en Portugal cuando aún era muy joven hasta su llegada al Real Madrid en la actualidad, pasando por su estancia y consagración como el mejor jugador del mundo en la actualidad en el Manchester United y, como no, por el Balón de Oro y el FIFA World Player al mejor jugador del planeta en la actualidad.

Gracias a ti que en alguna ocasión has tenido a bien pasarte por este humilde portal de la World Wide Web y, porque no decirlo, has disfrutado con la temática expuesta en este lugar. Han sido alrededor de 220 artículos los expuestos en esta ventana al mundo del deporte y en especial al Real Madrid y, como no, a Cristiano Ronaldo, el gran CR9. En fin, lo dicho, a disfrutar de este reportaje que de verdad merece la pena. Un saludo y muchas gracias a todos.



LA VIDA DE CRISTIANO RONALDO

Así se forjó un genio

Cristiano logró el martes ante la LDUQ su primer gol con el Madrid y en el Bernabéu. AS les va a ofrecer cuatro capítulos sobre la vida del luso. Hoy nos centramos en su infancia, en la que ya empezaba a mostrar sus condiciones de futura estrella.



Debió haber sido un amistoso de tantos, en pleno verano, con la temporada por delante y las piernas por proteger. Un bolo más, como suele decirse. Aquel 6 de agosto de 2003 el Sporting de Lisboa y el Manchester United inauguraban el nuevo José Alvalade y un crío la rompió. Ferguson no le conocía todavía, pero le impactó tanto que en el avión de vuelta se improvisó una cumbre para organizar su fichaje. Y no le dejaron escapar. Unos cuentan que le convencieron los jugadores. Otros que fue iniciativa de Ferguson. Lo cierto es que aquel no fue un partido más ni para el Sporting, ni para el fútbol inglés, ni para el europeo...

Se iniciaba la era europeo...

Se iniciaba la era del entonces desconocido Cristiano Ronaldo, un crío de la Isla de Madeira que años más tarde entró a formar parte de la leyenda futbolística. Nació en la parroquia de Santo Antonio (Funchal) el 5 de febrero de 1985 y allí creció, en las calles de Madeira, con un balón como mayor obsesión. En Funchal muchos recuerdan a aquel niño, siempre con una pelota "por la ilusión de cruzarme con amigos y ponerme a jugar", confesaría mucho después el portugués a El Gráfico de Argentina.


Primeros pasos.
Lo cierto es que sus condiciones se vieron pronto y su difunto padre, José Diniz Aveiro, le llevó a los campos del modesto Andorinha. Apasionado del Benfica, jardinero en las plazas públicas de Funchal y también en el club, le llamó Ronaldo por su simpatía con el actor que más tarde fue presidente de EE UU, Ronald Reagan (el primer nombre se lo puso su madre María Dolores). Incluso en sus inicios en el Sporting muchos entrecomillaban lo de Ronaldo convencidos de que era un apodo en homenaje al brasileño. Pero no, todo por su padre, que vio a su hijo progresar en los campos del Andorinha. Allí disfrutó más que nadie su primer maestro, Francisco Afonso: "Montábamos partidillos de tres contra tres para verle en espacios reducidos", reconoció. Eso le sirvió para mejorar el regate.


Su crecimiento como futbolista era imparable, y ya con diez años jugaba en el Andorinha contra chicos de dieciséis. Y llegaron las ofertas. Hoy suena a broma, pero el Marítimo ofreció por él cincuenta mil escudos (trescientos euros). La oferta fue rechazada y el Nacional se lo llevó a cambio de un pack de camisetas, pantalones y medias de fútbol. Así, como suena. Nada más llegar al Nacional se ocupó de él Antonio Mendoza, su entrenador entre los diez y los doce años. "En cuanto le vi me impresionaron sus cualidades: rapidez de ejecución, velocidad, fintas, toda una exhibición técnica que aprendió en las calles".



Individualista.
Mendoza logró en parte vencer su individualismo, su primera gran batalla. "Hubo que enseñarle que el fútbol es un deporte colectivo". Más tarde reconocería el propio Cristiano su obsesión por Maradona y aquel gol a Inglaterra en México. Incluso parecía querer repetirlo a diario. En realidad fue algo en lo que también tendría que trabajar Sir Alex Ferguson años más tarde.

Su instinto ganador también cautivaba ya por entonces, y según Mendoza "detestaba perder un partido. Muchas veces le he visto llorar por ello, era un ganador nato". En realidad no tuvo tiempo para mucho en el Nacional de Madeira. Dos años entre críos y poco más. Otro de sus técnicos fue Pedro Talinhas, que le entrenó una temporada y también le puso a jugar con chicos mucho mayores. Según Talinhas "siempre le vi como el diez del equipo. Bromista y divertido, le cambiaba la cara cuando perdía". Por todo ello a nadie le sorprendió su marcha al Sporting de Lisboa, con destino a la famosa escuela de Alcochete que vio nacer, entre otros muchos, a Futre y Figo. Allí aprendería del todo a ser futbolista.


De Alcochete al United

Llegó a la escuela de Alcochete del Sporting de Lisboa con trece años. En el verano de 2003, un partido amistoso con motivo de la inauguración del José Alvalade le sirvió para fichar por el Manchester United. Cambió el dorsal '28' por el '7'.



La escuela de Alcochete representa mucho para el fútbol portugués. Allí habían crecido Luis Figo y Paulo Futre, y allí coincidirían Cristiano Ronaldo y Ricardo Quaresma. Casi de la mano, hasta el punto de que los dos serían traspasados a dos grandes como Manchester United y Barcelona. Trece años tenía el madridista cuando llegó al Sporting, que pagó por él 30.000 euros al Nacional de Madeira.

Y la adaptación no fue fácil, lejos de Madeira, de su familia y su gente. Incluso prometió ser un estudiante ejemplar si sus padres accedían a su regreso. Pero no, los técnicos del Sporting ganaron la batalla y Cristiano Ronaldo siguió en la escuela del fútbol para mejorar día a día. Cuentan que un día José Mourinho le vio con los juveniles y le definió como el hijo de Van Basten. Lo cierto es que entró en la historia del Sporting cuando jugó en una sola temporada con los Sub-16, Sub-17, Sub-18, Sub-20 y el primer equipo.

Antes había pasado dos años como recogepelotas, por cinco euros de sueldo por partido. La Primera División le esperaba, pero antes el técnico rumano Boloni le hizo debutar en un amistoso de pretemporada ante el Betis. Jugó veinte minutos, marcó un gol y poco después ya apareció en un partido de la UEFA ante el Partizán de Belgrado, en septiembre de 2002.

Estreno de crack.
Y ya nadie le frenó. Debutó en Liga diez días después ante el Sporting de Braga y su primer gran partido fue el siete de octubre de 2002 ante el Moreirense en el nuevo José Alvalade. Dos goles inolvidables, el primero con un jugadón individual desde el centro del campo y el segundo con un remate de cabeza, algo en lo que ha ido mejorando más aún en los últimos años. En aquella época los delanteros titulares eran Jardel y Niculae. Boloni les dijo que había un juvenil capaz de retirarles, y en cuanto le vieron entrenarse, todos le dieron la razón. Un par de detalles habían bastado para que Ronaldo se consagrase como jugador importante en el equipo en su primera temporada. Marcó otro gol más al Boavista, fue muchas veces titular y ganó el torneo de Toulon Sub 20 con una selección portuguesa en la que brillaba también Luis Boa Morte. Ya había sido tentado por el Liverpool, pero Gerard Houllier frenó el interés por estar demasiado inmaduro para el fútbol inglés. Y un par de años después Arsene Wenger reconoció que el Arsenal estuvo a punto de ficharle, y que incluso le regaló una camiseta del club con su nombre en la espalda. Hubo una oferta que el Sporting rechazó, y el Arsenal no insistió. A Wenger no le había convencido su nivel goleador en el torneo de Toulon, y eso enfrió el interés. En el Arsenal terminó Luis Boa Morte. Lo cierto es que nadie en ese momento podía imaginarse que irrumpiría Cristiano Ronaldo en la Premier League pocos días después.



Aquel verano el Sporting de Lisboa había pactado un amistoso contra el Manchester United para inaugurar el José Alvalade. El partido pasaría a la historia por aquel chico insolente que bailó a los ingleses. Jugó pegado a la banda izquierda, el mismo sitio en el que Pellegrini le puso en su primer buen partido en el Bernabéu ante Liga de Quito. Y brilló con luz propia, con regates, desbordes y arrancadas. Fue demasiado individualista, cierto, pero aquel día estaba justificado.

El fichaje.
"No entiendo cómo podía hacer tres fintas en una milésima de segundo sin caerse", dijo su técnico en Nacional de Madeira, Antonio Mendonza. Eso lo corroboraron los jugadores ingleses, hasta el punto de que Scholes en el descanso ya le pidió a Ferguson su fichaje. "Míster, nos está volviendo locos", cuentan que le dijo el pelirrojo al técnico. En el avión de vuelta se planeó la operación. Fue sencilla. Casi trece millones de libras (18 millones de euros) convirtieron a Cristiano Ronaldo en el primer jugador portugués en la historia del Manchester United. En realidad llegó como un desconocido a la Premier, con poca experiencia en Primera División en Portugal, pero muchas expectativas.

El futuro crack pidió el número '28' para mantener el mismo dorsal que llevaba en el Sporting de Lisboa, pero el club le dio el '7'. Un número mítico en el Manchester United, el de George Best, Robson, Cantona o Beckham, que justo se marchó de Old Trafford cuando llegó Cristiano. Un dorsal para los elegidos del club, que le añadía presión, pero también importancia. El debut oficial ante el Bolton en la primera jornada de la Premier estaba muy cerca...


Su llegada a Old Trafford

Sus inicios en la Premier no fueron todo lo bueno que el luso imaginó. Le costó adaptarse y por momentos se sintió presionado. Sin embargo, sacó la calidad que lleva dentro y se llevó el Trofeo Bravo de 2003. El gran Cristiano se estaba gestando.



Cristiano Ronaldo llegó de puntillas al Manchester United el verano de 2003 y Sir Alex Ferguson se encargó de darle el número siete y con ello toda la presión. Cientos de periodistas acudieron a un acto muy significativo, porque es el número mítico de Best, Cantona o Beckham, recién traspasado al Madrid. Aquel mes de agosto sería inolvidable para él por sus debuts en la Premier y en la selección portuguesa.

El 16 de agosto saltó a Old Trafford a los sesenta minutos del primer partido de liga ante el Bolton. Por momentos puso boca abajo el famoso teatro de los sueños con regates, desbordes y fintas de todo tipo. Años más tarde, y también con el Bolton como damnificado, se convertiría en el extremo en la historia del United con más goles en una sola temporada, superando al gran George Best. Ya el propio Best había vaticinado el éxito del portugués: "De las veces que se dijo que alguien era el nuevo Best, ésta es la primera que lo veo como un elogio hacia mí". Declaraciones de 2003 y que metieron más presión a la nueva joya. Ya su antiguo técnico en el Sporting de Lisboa, Boloni, le había definido como "el Eusebio moderno, con un físico y una técnica extraordinarias".

El inglés.
Tardó en adaptarse a su nuevo club, fundamentalmente porque no sabía nada de inglés (Forlán le hacía entonces de traductor), y le llegó el momento de la selección. Se convirtió en el primer jugador de Madeira en la historia de la absoluta portuguesa. El 20 de agosto, en Chaves y ante Kazakistan, sustituyó en la segunda parte a Figo. Ya no dejaría la selección, que meses después le sumiría en una gran decepción con la derrota ante Grecia en la final de la Eurocopa de Portugal. Las lágrimas de rabia de Cristiano dieron la vuelta al mundo y ya forman parte de la historia de la Eurocopa.




Su temporada en el United no había sido gran cosa. No marcó el primero de sus cuatro goles hasta diciembre, fue algunos partidos suplente e incluso vio la roja en la última jornada ante el Aston Villa. El Arsenal de Wenger arrasó, aunque Cristiano se quitó la espina con el título de Copa, con un gran partido y gol en la final ante el Milwall. Era su primer título en Inglaterra, pero seguro que le supo a poco. Incluso sólo pudo jugar los últimos nueve minutos del histórico partido en Old Trafford en la eliminación ante el Oporto de Mourinho en octavos de la Champions. Luego se cruzarían más veces y Cristiano se tomaría la revancha. No fue una gran temporada, pero aun así ganó el Trofeo Bravo al mejor futbolista Sub-23 de Europa por delante de otros grandes nombres como Rooney, Fernando Torres, Gilardino, Cassano y Robben.

Su importancia y potencial en el United fue creciendo cada vez más. Y no sólo en el aspecto técnico, sino también en el apartado físico, producto de su vicio por el gimnasio que creció después de que en Portugal estuviesen a punto de cortar su carrera por sus problemas en el desarrollo. Aún así, la temporada 04/05 tampoco dejó al mejor Cristiano, que incluso sufrió una acusación de violación que le obligó a presentarse en comisaría. Quedó en nada, pero lo acusó, aunque tuvo tiempo para marcar por primera vez dos goles en un partido con su selección ante Rusia en un 7-1 inolvidable. La temporada terminó con la derrota en la final de Copa ante el Arsenal de Wenger y de nuevo muy lejos del ganador de la Premier, el Chelsea.

Reproches.
Por eso a nadie le extrañaron las críticas de su también entonces compañero Van Nistelrooy, para el que "Cristiano es talentoso, pero nada efectivo. Su juego tiene demasiado show. Sus centros muchas veces llegan muy tarde". Duras palabras ante las que el luso respondería con una mejoría imparable. El gran Cristiano estaba a punto de explotar, y de qué forma...


Balón de Oro y al Madrid

En sus últimas temporadas en el United ya era considerado el mejor jugador del mundo. 2008 fue su año, en el que ganó todos los títulos individuales y colectivos. Este verano cumplió el sueño de su madre de jugar en el Real Madrid.



El 26 de diciembre de 2004 un tsunami arrasó las costas de Indonesia. Martunis tenía entonces siete años y sobrevivió solo durante 19 días. Dos años después Cristiano no sólo le visitó para darle ánimos, sino que le invitó al Mundial de Alemania y le mandó el dinero necesario para que reconstruyera su casa en Banda Aceh. Y por supuesto donó a las autoridades de Indonesia y Timor Oriental todo tipo de objetos personales autografiados para subastar.

Sólo es un ejemplo de los muchos con los que Cristiano Ronaldo ha venido demostrando su solidaridad fuera del campo. Porque dentro de él ya se había disparado de forma definitiva. Campeón de la Copa de la Liga en 2005, con gol incluido ante el Wigan, no le dejó un buen sabor de boca el Mundial a pesar de llegar a semifinales. Fue justo la temporada siguiente la de su explosión goleadora. 17 tantos y por fin su primer título de la Premier, aunque Drobga le quitó el pichichi por dos tantos. Un gol suyo en el derby ante el Manchester City y la derrota del Chelsea le permitieron festejar por primera vez la Liga. Ronaldo estaba lanzado, olvidado ya el drama de la muerte de su padre Diniz dos años antes. El alcohol acabó con él, y Ronaldo siempre hizo todo lo posible por ayudarle. Horas después de su muerte estaba jugando un partido decisivo ante Rusia con la selección, un merecido homenaje.

Portugal.
Precisamente la selección deja clara su progresión. En febrero de 2007 capitaneó a Portugal ante Brasil en un homenaje al recién fallecido presidente de la Federación Carlos Silva, que había expresado ese deseo. Y en octubre de ese año ya jugó su partido número cincuenta. Justo se iniciaba la primera gran temporada de su carrera, la que culminaría con el Balón de Oro, el FIFA World Player y la Bota de Oro al máximo goleador europeo. Ya en 2007 había rozado el Balón de Oro por detrás de Kaká, pero en 2008 nadie le podría frenar. 42 goles en todas las competiciones, para ganar la Champions y darle la Liga al United por delante de Chelsea y Arsenal. Y un sinfín de detalles. Expulsado el primer partido de Liga contra el Portsmouth, durante los tres encuentros de sanción reflexionó para "nunca más entrar a las provocaciones". Marcó el gol del triunfo en Champions en el José Alvalade ante el Sporting de Lisboa en un partido muy especial para él, hizo su primer hat-trick en un 6-0 al Newcastle en enero, y capitaneó por primera vez al Manchester United frente al Bolton, justo el día en el que superó al gran George Best en el récord de goles de un centrocampista en la historia del club. Y marcó en la final de la Champions al Chelsea en Moscú, su gol 35 en la temporada que le dio la Bota de Oro y el título de campeón de Europa.



Luego hizo una Eurocopa discreta, e incluso decepcionó en el partido de cuartos ante Alemania en Basilea. Quizá le afectaron los interminables rumores de traspaso al Real Madrid, aunque al final se quedaría un año más en Old Trafford. Una última temporada de altibajos, con el Madrid en el horizonte y una operación de tobillo en Amsterdam que no le permitió jugar hasta mediados de septiembre. Unos últimos meses en el United que le permitieron marcar su gol cien con el club un día de goleada al Stoke, de sufrir un susto enorme tras un accidente con su Ferrari, de convertirse en el primer jugador de la Premier en ser nombrado futbolista del año por la FIFA y por supuesto de recibir el Balón de Oro. Marcó poco más de la mitad de goles que la temporada anterior, pero algunos clave, como el de Oporto en cuartos y los dos al Arsenal en Londres que metieron al United en su segunda final consecutiva. Y el último con la camiseta del United, al City en el clásico de la ciudad.



Despedida.
Cuando saltó al campo en Roma para jugar la final de la Champions contra el Barcelona ya sabía que sería su último partido, el sueño de su madre María Dolores de verle jugar en el Real Madrid era una realidad. Seis años de contrato y el traspaso más caro de la historia para un Cristiano Ronaldo que agradeció sobre todo a Ferguson "la forma que me hizo crecer como jugador, es mi padre en este deporte". Una confesión más que define a un crack, a un fenómeno del fútbol mundial.


Fuente: as.com

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