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miércoles, 10 de septiembre de 2008

EL FÚTBOL CON O SIN EXTREMOS.

Las semanas de parón liguero por los compromisos internacionales de las selecciones se hacen muy largas, máxime cuando la interrupción alcanza los quince dias, por lo que da tiempo a dar un repasito a toda la actualidad del planeta futbolistico actual, pasado y futuro.

Y es aquí donde, tras el dilema que mantiene Vicente Del Bosque en el combinado nacional, aparecen los debates sobre la conveniencia o no de jugar con extremos, jugadores que dan amplitud al terreno de juego y que hacen de la profesión más antigua dentro del futbol, el regate, su arma más preciada.

Del Bosque, un clásico en esto del fútbol, siempre mostró su gusto por los extremos, por ocupar las bandas con jugadores de ataque que ofrezcan soluciones por las bandas cuando el juego del medio del campo del equipo se vuelve plano, al estilo del Figo del Madrid o del propio Roberto Carlos, que hacia las veces de lateral y de extremo.

La lista de convocados para el pasado Europeo evidenció la apuesta de Luis Aragonés de jugar sin futbolistas pegados a la linea de cal, en base a un excedente de centrocampistas todos ellos del mismo corte, optando por concentrar en la zona ancha del terreno de juego a cuatro o cinco mediocampistas de los llamados 'jugones', dos de ellos situados como falsos interiores, pues su misión no era otra que ayudar a los volantes centrales en la elaboración del juego a base de toque, toque y mas toque corto y 'al pie'.

Wanderley Luxemburgo tuvo que cargar con un mal cartel hasta su marcha por su apología del 'cuadrado mágico', consistente en situar a cuatro centrocampistas, todos ellos próximos entre sí en la zona central y despreciando los extremos, asegurando que éstos son jugadores que cubren poco campo y haciendo uso de los laterales para llegar a la linea de fondo, vease Cicinho por la diestra y Roberto Carlos por la siniestra. Vamos, una versión mejorada del famoso 'exágono de Maturana' de principios de los años 90.

Bernd Schuster sigue empeñado en jugar en ataque sólo con una de las bandas, con Robben indistintamente por ambas bandas, sacrificando la otra en favor de un hombre como Raúl, que pese a partir en defensa de una de las bandas, no acaba ocupándola en ataque, fiándolo todo a las subidas del lateral de turno.

¿Porqué el fútbol se empeña en enterrar el juego de los extremos a la antigua usanza? Quizá la inexistencia de estos jugadores pueda ser un factor determinante, pues cuesta ver a una selección nacional que cuente con un par de extremos de nivel, tal y como los tiene Portugal: Cristiano Ronaldo, Quaresma y Simao. Ni tan siquiera Brasil, el país de la excelencia del regate, los tiene, es más, por el perfil derecho lleva sin tenerlos muchos lustros; me cuesta recordar el último extremo derecho de nivel de la 'canarinha'. Pues ahí han jugado varios jugadores recombertidos o acoplados a dicha posición, desde el mediapunta central Raí en el EE.UU'94 hasta su heredero Kaká en Alemania'06, pasando por el zurdo Leonardo en Francia'98 ó por el lateral Cafú con defensa de cinco 'al estilo Lazaroni' en Corea y Japón'02.

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