Mediada la temporada 1992/1993 el Real Madrid, entrenado entonces por Benito Floro, en una eliminatoria de la Copa de la UEFA se enfrenta al equipo francés del Paris Saint Germain, con mal recuerdo para el club blanco, pues quedó eliminado de dicha competición por el equipo que entrenaba el portugués Artur Jorge.
El Paris Saint Germain de aquella época era un equipo poco conocido a nivel internacional, pero era un gran equipo que contaba con jugadores de gran nivel como el portero Bernard Lama, el central brasileño Ricardo Gomes, el volante brasileño Valdo, el extremo francés David Ginolá, además de otros buenos jugadores nacionales como Guerin, Le Guen, Bravo, Colleter, etc..., pero destacaba sobre todos ellos un espigado y fornido delantero de color que le hizo la pascua a el club madridista: ese jugador no era otro que George Weah. Ese partido me sirvió para ver un jugador que, aún siendo muy poco conocido hasta esas fechas, era muy superior al resto de futbolistas de la época y que acabó anotando 7 goles en 9 encuentros. Al menos para mí gusto era así. Y aquí es donde arranca mi idolatría hacha el que en mi opinión es el mejor jugador que mis ojos han visto jugar en directo.
Al año siguiente, el bombo de las competiciones europeas fué caprichoso y deparó un nuevo enfrentamiento entre el PSG y el Real Madrid, en este caso en la extinta Recopa de Europa. Los franceses eran ya un equipo más conocido, que contaba con un super delantero centro. Y volvieron a dejar en la cuneta al Real Madrid.
El jugador liberiano, cada año que pasaba, ofrecia unas sensaciones de superioridad con respecto a sus rivales que se pudieron apreciar en la Champions League de la temporada 1994/95. El PSG, ya entrenado por Luis Fernández y encuadrado en el grupo B, acabó ganando los seis partidos del grupo con doce goles a favor y sólo tres en contra, y en cuartos de final se enfrentaría al Barcelona de Johan Cruyff (me acuerdo que los blaugranas vestian equipación verde enfermero), consiguiendo eliminar al club blaugrana y protagonizando Weah una de las actuaciones individuales más memorables que se le recuerdan, incapaz de ser controlado por una defensa que por aquella época contaba con los veloces Ferrer (al que le hacía traje tras traje) y Sergi, además de con el potente Nadal, todos ellos internacionales. El liberiano acabó la competición con 8 goles en 11 partidos, y a partir de aquí es donde empieza la meteórica carrerara del jugador hasta ser considerado el Número 1 del Mundo y fichar por el Milán.
George Manneh Oppong Ousman Weah, nació el 1 de octubre de 1966 en Monrovia, Liberia. Los comienzos de Weah fueron dignos de una persona que supo sobrellevar una vida humilde y sacrificada. Criado bajo la más absoluta pobreza, Weah tuvo su primer contacto con el balón en terrenos hostiles, bajo condiciones extremas y soportando la violencia civil que azotaba su ciudad. En la temporada 1984/85 debutó en la primera división de su país de la mano del Young Survivors of Clartown, para posteriormente enrolarse en otros equipos de Liberia, su país de orígen, como el Bongrange Company (1984/85), Mighty Barolle (1985/86), e Invincible Eleven (1986/87). Tras destacar en la modesta Liga de Liberia emprendió una nueva aventura en la Liga de Camerún, recalando en el Tonnerre de Yaoundé (1987/88) en el que conoció a Claude le Roy, entrenador francés que por entonces era el seleccionador nacional de Camerún.
El seleccionador francés de Camerún le recomienda a Arsene Wenger, por aquél entonces entrenador del Mónaco, el fichaje de un delantero liberiano de 22 años que actuaba en la liga camerunesa y que acababa de conseguir 24 goles en 23 partidos disputados. En la temporada 1988/89 el jugador aterriza en el Principado y es donde Weah se encuentra con Wenger, que se convertirá en su su padre futbolístico, formandolo como jugador y como persona. Como fruto de su agradecimiento, el jugador le obsequió con su trofeo de Mejor Jugador del Mundo cuando lo consiguió en tierras italianas. Con el Mónaco anotó 59 goles en 129 encuetros disputados, además de conseguir una Copa de Francia en la temporada 1990/91.
Tras cuatro emporadas en el Mónaco, al inicio de la temporada 1992/93 es fichado por el Paris Saint Germain que entrenaba el portugués Artur Jorge. En el equipo de la capital francesa, Weah estubo tres temporadas en las que ganó una Liga (1993/94), dos Copas de Francia (1992/93 y 1994/95) y una Supercopa de Francia (1995), además de anotar 48 goles en 121 encuentros disputados.
Tras su deslumbrante actuación en la máxima competición continental, en la que se convierte en su máximo goleador anotando 8 goles en 11 partidos disputados, Fabio Capello pone sus ojos en Weah y es traspasado en verano de 1995 al Milán a cambio de unos 7 millones de euros actuales. En Italia, a sus 29 años, alcanza el reconocimiento de todo el mundo del fútbol y merced a una primera parte de la temporada memorable en París y a una segunda parte espectacular en Italia, es nombrado a finales de 1995 Balón de Oro al, Mejor Futbolista que juega en Europa y FIFA World Player, al Mejor Futbolista del Mundo. Sin duda George Weah habia alcanzado la cima de su exitosa carrera deportiva. En el conjunto milanés permanece durante cuatro temporadas y media, en las que anota 53 goles en 126 partidos disputados y obtenie dos Scudettos (1995/96 y 1998/99). Aquí podemos disfrutar de un video con los que probablemente sean los 10 mejores goles de "La Pantera" en el Milán, incluido el 'momentazo Verona' .....
En Diciembre de 1999, en mitad de su quinta temporada en el Milán, la carrera de Weah empieza a decaer, siendo traspasado al Chelsea cuando contaba con 33 años. En el equipo londinense sólamente juega 11 partidos y anota 4 goles, amén de ganar la Copa de Inglaterra. Acabada esa media temporada en Londres, ficha en verano del 2000 por el Manchester City donde únicamente juega 7 partidos, anotando 1 gol. En Diciembre de ese año, Weah abandona la ciudad de Manchester y se va a jugar al Olympique de Marsella, donde juega 19 partidos y anota 5 goles. Acabada la temporada y a punto de cumplir 35 años, Weah decide poner fin a su aventura europea y decide regresar a Africa para enrolarse en las filas del Al Jazira, equipo de los Emiratos Árabes Unidos en el que pondría fín a su carrera, tras dos temporadas en las que anotaría 13 goles en 22 encuentros disputados.
Con la Selección de Liberia, en la que solía jugar en la posición de mediocampista ofensivo para canalizar todo el juego, disputó un total de 60 partidos internacionales consiguiendo anotar 22 goles, pero los problemas con la Federación de su país y constantes amenazas alejaron a Weah de su selección, como jugador y entrenador.
Además, entre sus distinciones individuales figuran 3 Balones de Oro Africanos (1989, 1994 y 1995) al Mejor Jugador de África y una elección en el año 2004 por parte de la FIFA como uno de los 125 mejores futbolistas vivos de la Historia del fútbol, además de ser considerado por la FIFA como el mejor jugador jugador africano de toda la Historia.
En 2005, ya retirado de la práctica profesional del futbol, se introdujo en el mundo de la política al presentarse como candidato a la presidencia de su país, siendo derrotado en los comicios por Ellen Johnson-Sirleaf. A pesar de ello, Weah es considerado en su país como un ídolo, y los numerosas actos y ayudas de carácter benéfico que ofrece a su pais, demuestran su buen hacer tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. Su compromiso con el continente negro ha sido una marca que ha caracterizado a a lo largo de su carrera, siendo en 1997 nombrado por UNICEF como Embajador de Buena Voluntad. Además es Presidente de un club para jóvenes situado en Monrovia, donde el único requisito para jugar es asistir a las clases escolares.
El Paris Saint Germain de aquella época era un equipo poco conocido a nivel internacional, pero era un gran equipo que contaba con jugadores de gran nivel como el portero Bernard Lama, el central brasileño Ricardo Gomes, el volante brasileño Valdo, el extremo francés David Ginolá, además de otros buenos jugadores nacionales como Guerin, Le Guen, Bravo, Colleter, etc..., pero destacaba sobre todos ellos un espigado y fornido delantero de color que le hizo la pascua a el club madridista: ese jugador no era otro que George Weah. Ese partido me sirvió para ver un jugador que, aún siendo muy poco conocido hasta esas fechas, era muy superior al resto de futbolistas de la época y que acabó anotando 7 goles en 9 encuentros. Al menos para mí gusto era así. Y aquí es donde arranca mi idolatría hacha el que en mi opinión es el mejor jugador que mis ojos han visto jugar en directo.
Al año siguiente, el bombo de las competiciones europeas fué caprichoso y deparó un nuevo enfrentamiento entre el PSG y el Real Madrid, en este caso en la extinta Recopa de Europa. Los franceses eran ya un equipo más conocido, que contaba con un super delantero centro. Y volvieron a dejar en la cuneta al Real Madrid.
El jugador liberiano, cada año que pasaba, ofrecia unas sensaciones de superioridad con respecto a sus rivales que se pudieron apreciar en la Champions League de la temporada 1994/95. El PSG, ya entrenado por Luis Fernández y encuadrado en el grupo B, acabó ganando los seis partidos del grupo con doce goles a favor y sólo tres en contra, y en cuartos de final se enfrentaría al Barcelona de Johan Cruyff (me acuerdo que los blaugranas vestian equipación verde enfermero), consiguiendo eliminar al club blaugrana y protagonizando Weah una de las actuaciones individuales más memorables que se le recuerdan, incapaz de ser controlado por una defensa que por aquella época contaba con los veloces Ferrer (al que le hacía traje tras traje) y Sergi, además de con el potente Nadal, todos ellos internacionales. El liberiano acabó la competición con 8 goles en 11 partidos, y a partir de aquí es donde empieza la meteórica carrerara del jugador hasta ser considerado el Número 1 del Mundo y fichar por el Milán.
George Manneh Oppong Ousman Weah, nació el 1 de octubre de 1966 en Monrovia, Liberia. Los comienzos de Weah fueron dignos de una persona que supo sobrellevar una vida humilde y sacrificada. Criado bajo la más absoluta pobreza, Weah tuvo su primer contacto con el balón en terrenos hostiles, bajo condiciones extremas y soportando la violencia civil que azotaba su ciudad. En la temporada 1984/85 debutó en la primera división de su país de la mano del Young Survivors of Clartown, para posteriormente enrolarse en otros equipos de Liberia, su país de orígen, como el Bongrange Company (1984/85), Mighty Barolle (1985/86), e Invincible Eleven (1986/87). Tras destacar en la modesta Liga de Liberia emprendió una nueva aventura en la Liga de Camerún, recalando en el Tonnerre de Yaoundé (1987/88) en el que conoció a Claude le Roy, entrenador francés que por entonces era el seleccionador nacional de Camerún.
El seleccionador francés de Camerún le recomienda a Arsene Wenger, por aquél entonces entrenador del Mónaco, el fichaje de un delantero liberiano de 22 años que actuaba en la liga camerunesa y que acababa de conseguir 24 goles en 23 partidos disputados. En la temporada 1988/89 el jugador aterriza en el Principado y es donde Weah se encuentra con Wenger, que se convertirá en su su padre futbolístico, formandolo como jugador y como persona. Como fruto de su agradecimiento, el jugador le obsequió con su trofeo de Mejor Jugador del Mundo cuando lo consiguió en tierras italianas. Con el Mónaco anotó 59 goles en 129 encuetros disputados, además de conseguir una Copa de Francia en la temporada 1990/91.
Tras cuatro emporadas en el Mónaco, al inicio de la temporada 1992/93 es fichado por el Paris Saint Germain que entrenaba el portugués Artur Jorge. En el equipo de la capital francesa, Weah estubo tres temporadas en las que ganó una Liga (1993/94), dos Copas de Francia (1992/93 y 1994/95) y una Supercopa de Francia (1995), además de anotar 48 goles en 121 encuentros disputados.
Tras su deslumbrante actuación en la máxima competición continental, en la que se convierte en su máximo goleador anotando 8 goles en 11 partidos disputados, Fabio Capello pone sus ojos en Weah y es traspasado en verano de 1995 al Milán a cambio de unos 7 millones de euros actuales. En Italia, a sus 29 años, alcanza el reconocimiento de todo el mundo del fútbol y merced a una primera parte de la temporada memorable en París y a una segunda parte espectacular en Italia, es nombrado a finales de 1995 Balón de Oro al, Mejor Futbolista que juega en Europa y FIFA World Player, al Mejor Futbolista del Mundo. Sin duda George Weah habia alcanzado la cima de su exitosa carrera deportiva. En el conjunto milanés permanece durante cuatro temporadas y media, en las que anota 53 goles en 126 partidos disputados y obtenie dos Scudettos (1995/96 y 1998/99). Aquí podemos disfrutar de un video con los que probablemente sean los 10 mejores goles de "La Pantera" en el Milán, incluido el 'momentazo Verona' .....
En Diciembre de 1999, en mitad de su quinta temporada en el Milán, la carrera de Weah empieza a decaer, siendo traspasado al Chelsea cuando contaba con 33 años. En el equipo londinense sólamente juega 11 partidos y anota 4 goles, amén de ganar la Copa de Inglaterra. Acabada esa media temporada en Londres, ficha en verano del 2000 por el Manchester City donde únicamente juega 7 partidos, anotando 1 gol. En Diciembre de ese año, Weah abandona la ciudad de Manchester y se va a jugar al Olympique de Marsella, donde juega 19 partidos y anota 5 goles. Acabada la temporada y a punto de cumplir 35 años, Weah decide poner fin a su aventura europea y decide regresar a Africa para enrolarse en las filas del Al Jazira, equipo de los Emiratos Árabes Unidos en el que pondría fín a su carrera, tras dos temporadas en las que anotaría 13 goles en 22 encuentros disputados.
Con la Selección de Liberia, en la que solía jugar en la posición de mediocampista ofensivo para canalizar todo el juego, disputó un total de 60 partidos internacionales consiguiendo anotar 22 goles, pero los problemas con la Federación de su país y constantes amenazas alejaron a Weah de su selección, como jugador y entrenador.
Además, entre sus distinciones individuales figuran 3 Balones de Oro Africanos (1989, 1994 y 1995) al Mejor Jugador de África y una elección en el año 2004 por parte de la FIFA como uno de los 125 mejores futbolistas vivos de la Historia del fútbol, además de ser considerado por la FIFA como el mejor jugador jugador africano de toda la Historia.
En 2005, ya retirado de la práctica profesional del futbol, se introdujo en el mundo de la política al presentarse como candidato a la presidencia de su país, siendo derrotado en los comicios por Ellen Johnson-Sirleaf. A pesar de ello, Weah es considerado en su país como un ídolo, y los numerosas actos y ayudas de carácter benéfico que ofrece a su pais, demuestran su buen hacer tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. Su compromiso con el continente negro ha sido una marca que ha caracterizado a a lo largo de su carrera, siendo en 1997 nombrado por UNICEF como Embajador de Buena Voluntad. Además es Presidente de un club para jóvenes situado en Monrovia, donde el único requisito para jugar es asistir a las clases escolares.
George Weah fue un jugador excepcional. De él podemos decir que fue el precursor de una especie de delanteros que daría comienzo desde entonces en el mundo del fútbol y que más tarde quedaría encumbrada por Ronaldo. George era un superclase en el que, ante todo, brillaba su potencia, amplísima zancada y movilidad, que unidas a una gran técnica individual y a su extraoridnaria capacidad de remate, hacian de el un delantero muy dinámico y con gran llegada a puerta, siendo un jugador casi infalible en el uno contra uno. Verle jugar era una delicia ya que era tal la superioridad que "La Pantera" mostraba sobre sus rivales que parecia estar jugando con niños en vez de con deportistas profesionales de alto nivel. Sin duda el mejor momento que nos ha dejado para la retina de nuestros ojos ocurrió en el Estadio de San Siro en un encuentro del Calcio entre el Milán y el Verona: tras un saque de esquina del Verona, Weah recuperó el balón en su propia área, recorrió todo el terreno de juego de punta a punta, regateando a cuantos rivales le salian al paso, cosiguiendo plantarse solo delante del portero con cambios de ritmo y autopase incluido y marcar el gol cruzándo el balón al arquero de tiro suave y raso, siendo un tanto que representa todo lo que es el fútbol: técnica, velocidad y precisión. Es George Weah, un hombre que supo pasar de la más cruel realidad a cumplir los sueños jamás antes imaginados de niño.
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